jueves, 9 de octubre de 2014

Nobel de Química. Fluorescencia y nanoscopios

Nunca pudimos ver lo invisible tan nítidamente

La Real Academia de las Ciencias Sueca ha entregado este miércoles el más prestigioso premio de Química a los estadounidenses Eric Betzig y William E. Moerner y al alemán Stefan W. Hell por el desarrollo del nanoscopio, el microscopio fluorescente de alta resolución que, superando con creces las limitaciones de los instrumentos ópticos, permite ver los objetos a una escala nanométrica. Gracias a su trabajo, las moléculas dentro de células vivas aparecen ante los ojos de los científicos, lo que resulta fundamental a la hora de estudiar enfermedades como el alzheimer o el párkinson. Lo más diminuto no tiene dónde esconderse.
Izquierda: Imagen tomada con el antiguo microscopio más potente
Centro: Imagen tomada con el laureado nanoscopio
Derecha: Ampliación de la imagen anterior. Se aprecia la increíble
resolución que se ha alcanzado.

Hoy, la nanoscopía se utiliza en todo el mundo y «produce diariamente un nuevo conocimiento para mayor beneficio de la humanidad», dice el comité de los Nobel. Gracias a esta invención, los científicos pueden ver, por ejemplo, cómo las moléculas crean sinapsis entre las células nerviosas del cerebro y pueden rastrear proteínas implicadas en la enfermedad de Parkinson, la de Alzheimer o la de Huntington.
El método se basa en la posibilidad de encender y apagar la fluorescencia de moléculas individuales. Los científicos toman la imagen de una misma zona varias veces, dejando sólo que unas pocas moléculas intercaladas brillen cada vez. La superposición de estas imágenes produce una imagen de súper resolución a nanoescala. Betzig empleó este método por primera vez en 2006.
Fuente: ABC


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